La guerra contra el narcotráfico V / Las drogas y los mercados simbólicos
Nunca antes la realidad y la ficción habían estado tan estrechamente relacionadas en el imaginario colectivo de una sociedad como en las últimas dos décadas. La riqueza material en el capitalismo, de la desde los fisiócratas franceses, muy inspirados con el saqueo de África y América para sus bien estructurados cálculos filosóficos, ha transitado hacia niveles inéditos de abstracción, situando la esencia misma de la riqueza, el dinero, en un significado constante de acumulación, pero la sustancia, cada vez más volátil, depende más de un símbolo que de la real existencia de riqueza material. El valor de una cuenta bancaria, de inversión, el significado de una transferencia electrónica y su conversión en objetos, que pueden valer desde un penique hasta cientos de millones de dólares, trátese de una goma de mascar en la que se invierten sumas ridículas en publicidad, o de una visionaria obra maestra que en su momento no valió un cacahuate pero exprimió a su autor hasta la inanición, todo es posible. Así llegamos a la representación de representaciones, una paradoja porque es la síntesis irremediablemente improbable de la finalidad última de la riqueza material: el bienestar, para ni siquiera mencionar la “felicidad”, concepto tan extraño y banal como la fe, o ¿será que precisamente de eso se trata, de poner a toda prueba en lo que se cree? La dirección de estas interrogantes apunta al consumo masivo de drogas como una gran fisura, una especia de daño colateral, necesario, de la mugre que deja ese famoso “progreso”, otro cacharro inservible del léxico materialista del capital, el supermercado simbólico, que vende en la trastienda, el mercado negro, todas aquellas mercancías que el deseo de comprar, de usar, de “vivir”, acecha como espejismo del sueño, desde hace cien años el “sueño americano”, devastadora caja de mentiras desplegada al otro lado de nuestra frontera.
Desde hace medio siglo los estudios académicos han detectado y definido los mecanismos de la reproducción simbólica del capital, desde T. Adorno, la escuela de Frankfurt, Walter Benjamín, se documenta y rastrean las huellas dactilares de la inteligencia multinacional de los grandes capitales, y para enfocar mejor esta reflexión vayamos a las industrias de la cinematografía y la televisión comerciales, artefactos culturales que merecen un análisis coyuntural, para dar una explicación antropológica al fenómeno del narcotráfico y la violencia social en esta primera década del siglo 21.
Etiquetas: adicciones, cine y drogas, cine y violencia, drogas, Estados Unidos, violencia
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