El Impertinente

10/04/2006

López Obrador de regreso a los medios. Entrevista con Carmen Aristegui; los periodistas, ¿pintan su raya?

A media mañana del martes 3 de octubre, en el programa Hoy por Hoy, que conduce Carmen Aristegui en W Radio, después de semanas ausente de los reflectores mediáticos, el autoproclamado “presidente legítimo” de México, se refirió en larga entrevista a un abanico de temas que puso la periodista sobre la mesa y el líder perredista aprovechó para responder a su manera y difundir sus propias consignas. Además de los alegatos referentes al desconocimiento radical de los resultados electorales del pasado 2 de julio, explicitó el vocablo que utiliza para describir, no insultar (sic), al presidente electo, Felipe Calderón, “pelele”, por ser resultado de una maquinación que le robó los comicios y que va a gobernar de acuerdo con los intereses que le llevaron a la usurpación de la presidencia.

Llamó especialmente la atención de la entrevista que López Obrador hizo referencia a los periodistas y comunicadores que se coluden con las maniobras la derecha en el poder, y sin mencionar nombres, concede el prestigio de la transparencia e imparcialidad a unos cuantos: la propia Carmen Aristegui, y “otros dos o tres”, que probablemente sean José Gutiérrez Vivó, de Monitor-Radio Red y Jacobo Zabludovsky de La 69, de Grupo Radio Centro, lo que se ha vuelto un tema de debate no poco importante, y que tuvo su más reciente detonador, en las epístolas de Cuauhtémoc Cárdenas a López Obrador y Elena Poniatowska, pabilo que esta última no dudó en encender alegremente para convertir el tema en TNT en la tribuna pública del zócalo durante la Convención Nacional Democrática, ante la inerme complacencia en la rechifla derivada de la arenga de la escritora.



Ese es el colorido telón de fondo, pero el subtexto de esta reyerta involucra la posición de quienes manifiestan públicamente su posición, en el caso de los actores políticos, pero los periodistas y comunicadores, si bien determinan relativamente su discurso según el signo político de la empresa donde labora y su propia trayectoria y convicción, en este debate postelectoral, de cara al cambio de poder presidencial, y frente a un movimiento como el que encabeza López Obrador, en el momento de una coyuntura como la de Oaxaca, cobra relevancia particular.

Las posturas manifiestas o subyacentes, por parte de los comunicadores más conocidos, han generado polémica a la luz de los juicios sumarios en tribuna pública, en los que se descalifica a quienes disienten, critican o lastiman de alguna forma los principios ideológicos o políticos del movimiento, como en el caso de Ciro Gómez Leyva y la frustrada entrevista con Carlos Ahumada, y la secuela desde que se le llamó “traidor” desde la tribuna, pasada a la gorda lista negra de comunicadores “enemigos”.


Vale la pena acercarnos lo publicado la semana pasada en la columna de Regina Santiago en La Crónica, quien desmenuza estos episodios, particularmente un de hace pocos días, cuando Carmen Aristegui entrevista a Gómez Leyva, su colega, tendiéndole una emboscada para arrinconarlo estando “al aire”.