El Impertinente

11/12/2006

¿Pobres gringos o gringos pobres? ¿Los jodidos del mundo uníos?

No es fácil resistir la tentación de comparar la geopolítica imperial de Estados Unidos con el imperialismo romano en su última fase, por muy lejana que esté históricamente, la extrapolación es válida porque algunos arquetipos desde psicológicos hasta socio económicos, se reproducen, pero al final del día, ¿quién metería las manos por Estados Unidos salvo sus propios socios capitalistas globales? Es claro que incluso entre sus aliados el sentimiento anti-gringo de sus pueblos es generalizado y, reitero, es irresistible el paralelismo, por ejemplo con la ingenuidad imperial romana, que venció ejércitos y fue demolido por la nueva moral judeo-cristiana y su religión, ya nadie creía en los dioses romanos.

Hoy en día el imperio del dólar está en franca decadencia, y las políticas militaristas contra las fuerzas intangibles de, por ejemplo, el terrorismo internacional, son caras de la misma moneda, y si no se padecieran los afanes paranoicos de un George Bush, más parecido a un Calígula que a un estadista del siglo 21, incluso daría ternura la nueva ingenuidad, que calcula inconmovibles las bases de su aparente poderío.

Por ello vienen a cuento las pasadas entregas sobre el modelo económico, que en gran medida la metrópoli anglosajona ha dictado en las últimas décadas a México y su enorme traspatio, y que reproduce las bases de un caduco neoimperialismo capitalista que ya no rinde cuentas incluso a sus propios ciudadanos.

En La Jornada de este domingo resaltan algunas cifras dadas a conocer por la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), que señalan el talón de Aquiles de este posmoderno Leviatán. El 12.6% de la población de Estados Unidos es considerada como pobre, y 46.6 millones de norteamericanos carecen de algún tipo de seguro médico. Este organismo dependiente de la ONU, revela que Estados Unidos y México registran las tasas de pobreza infantil más elevadas, por encima del 20%. Llama la atención que incluso países donde se piensa que el capitalismo ha dado sus ejemplos más brillantes de prosperidad social, indican un aumento significativo de pobreza infantil, como en Alemania y Suiza, y en ciudades como París, cerca de cinco por ciento de los 60 millones de habitantes vive con lo mínimo y en las grandes ciudades es visible la pobreza, de la que forman parte 1 millón de niños.

La UNICEF calcula que entre 40 y 50 millones de niños de los países más ricos del mundo están creciendo y desarrollando sus capacidades en situación de pobreza y que Estados Unidos y México registran las tasas de pobreza infantil más elevadas, por encima del 20 por ciento. El Índice de Desarrollo Humano 2006, elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ubicó a México en el número 53 en cuanto a índice de desarrollo humano, después de perder dos dígitos en dicho lugar en el actual sexenio, resalta La Jornada.

La reflexión en torno de las estadísticas de la ONU obliga a considerar que si los pobres aumentan en los países ricos, ¿qué clase de depauperación se avecina en los países llamados “en desarrollo”?

Son mil 200 millones de personas subsistiendo con menos de un dólar por día en el mundo, al tiempo que la desigualdad entre países ricos y pobres y dentro de los mismos, se hace más honda. Se estima que más de 100 millones de personas viven en la pobreza en los países más prósperos de América del Norte, Asia y Europa, donde existen más de 35 millones de desempleados, y que en el mundo existen alrededor de 113 millones de niños sin escolarizar y casi mil 300 millones de personas no disponen de agua salubre, según el reporte.

Foto: Fuente / La Jornada

11/11/2006

El señor interesante: Mr. Carstens asegura que no estará sometido a su antiguo patrón, el FMI.

Este sábado 11 de noviembre La Jornada publica una entrevista con quien será el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, quien al Harper se apresura a destacar, particularmente para los lectores del diario que habrá independencia de su antiguo patrón, el Fondo Monetario Internacional (FMI): "yo quiero decir bien claro a los lectores de La Jornada (que) habrá plena independencia de lo que digan instituciones como el Fondo".

Destacan los siguientes posicionamientos de quien fuera uno de los tres directivos del poderoso FMI hasta ser llamado por Felipe Calderón.

“En el corto plazo, la siguiente administración no promoverá nuevos impuestos ni modificará las tasas vigentes, sino que obligará a pagar "a quienes tengan que pagar", a quienes hoy no lo hacen”, apunta la nota y entrevista firmada por los reporteros Víctor Cardoso, Juan Antonio Zúñiga y Roberto González Amador.


Anuncia que simplificará las obligaciones tributarias actualizando las reglas del juego, con tres objetivos básicos: abatir la pobreza, estimular el crecimiento y crear empleos, pero no se compromete con metas específicas.

Buscará reducir el gasto de operación del gobierno, para hacerlo más eficiente y mejorar el gasto; tratar de eficientar (sic) los recursos y a tener un presupuesto austero y sin estar aún determinada la forma, la regla será mostrar resultados, lo antes posible, dice Mr. Carstens, sin tampoco comprometerse con fechas fatales.

Carstens, dice la nota, participó muy activamente en la elaboración del Programa Nacional de Financiamiento del Desarrollo (Pronafide), documento en el que el actual gobierno planteó sus principales metas de crecimiento económico, que no se alcanzaron, le dicen los reporteros en la entrevista, y a bocajarro le espetan: “¿va a ser impulsor de las reformas que recomienda este organismo, como la energética, la laboral y fiscal?” y con parsimoniosa cautela responde que “el diagnóstico que se presentó en el Pronafide es bastante preciso, pero muchas reformas no se dieron y por eso el crecimiento económico tampoco resultó”.

De la derrota enseñanzas, parece decir el entrevistado, y la lección pide: “actualizar, por llamarlo así, las reglas del juego que determinan y que regulan los mercados, y que pueden estimular la inversión, aumentar la creación de empleo y el crecimiento económico”, y enfatiza con lenta pero efectiva soltura: "aunque yo haya trabajado en el FMI, no quiere decir que éste sea el único que haya hecho un diagnóstico de esta manera. De hecho, el del Pronafide no tenía nada que ver con el del FMI. Hay evidencia muy amplia que dice simplemente que si la economía de un país no se va ajustando a las necesidades que va enfrentando, pues lo que sufre es el crecimiento".

Sobre las líneas de acción para abatir la pobreza, estimular el crecimiento y crear empleos, hay varias ideas, dice Carstens: “vamos a continuar profundizando programas que están dirigidos a atender las necesidades de la gente en situaciones más difíciles, como Oportunidades; el programa del Primer Empleo; el Seguro Popular; educación, sobre todo en áreas rurales […] temas de infraestructura, sobre todo conectar al sur-sureste con el resto del país; impulsar la vivienda incluso a personas de menores ingresos.

La política fiscal será muy importante para el señor interesante, y anuncia que en el impuesto sobre la renta este año “va a haber una reducción ya programada de 1 por ciento, y eso ya lleva a las empresas mexicanas a una tasa bastante competitiva internacionalmente. Lo que vamos a hacer, y es un plan que vamos a proponer en diciembre, es un programa muy importante para simplificar el cumplimiento de obligaciones tributarias. Actualmente, dicho cumplimiento es complejo e implica altos costos para las empresas. Entonces va a haber un esfuerzo muy importante de simplificación y de reducciones de costos para las empresas en el cumplimiento de sus obligaciones”.

A rajatabla le preguntan: ¿insistirán en la necesidad de elevar el IVA?

La respuesta igual de cautelosa que su paso: “es una decisión nuestra y en particular del presidente Calderón, que en el muy corto plazo nos tenemos que abocar a dos cosas, que son esenciales para dar pasos adicionales en materia tributaria. Uno, asegurarnos que gentes, empresas físicas o morales, en condiciones iguales paguen lo mismo y eso quiere decir combatir la evasión y la elusión. Estamos estudiando todos los aspectos de este problema. Dos, el tema de la simplificación, esa va a ser la clave de nuestra estrategia tributaria. La evasión y la elusión las estamos analizando a todos los niveles y vamos a presentar un plan que vaya orientado en esa dirección. No podemos pedir mayores impuestos; lo primero que nos va a decir la gente es: "antes de que modifiques las tasas, asegúrate que mi vecino, que tiene condiciones iguales a las mías, pero que no paga, pague, o que la empresa que es mi competidora y no paga, pague".

De PEMEX, ­el futuro secretario de Hacienda señala que “hay la determinación del presidente Calderón de fortalecer a PEMEX como institución, porque es importante continuar invirtiendo para mantener la plataforma de explotación”, y eso en todo el gobierno federal y las empresas estatales; “se va a hacer un esfuerzo muy importante para mejorar la eficiencia y reducir costos operativos y corrientes. De entrada, se va a hacer un esfuerzo gubernamental muy importante. Vamos a buscar mejores métodos de control, evitar duplicaciones, hacer el gasto mucho más eficiente. Eso también es lo que la gente pide, que se gaste bien”, asegura el señor interesante.

Y del presupuesto, dice que ya se dieron algunas reuniones con los diputados, y anuncia que se debe “profundizar toda la gama de oportunidades de financiamiento en el país. Vamos a continuar con los esfuerzos de los microcréditos, con Bansefi como vehículo de ahorro para la gente; se continuará impulsando a las sociedades de objeto limitado (sofoles) y a las sofoles rurales. El sistema de ahorro para el retiro ha ampliado muchísimo la gama de financiamiento para la economía. La competencia ha hecho mucho más rico al sistema financiero. Espero que poco a poco el esfuerzo de competencia vaya bajando los costos”.

Un modelo económico para armar en México IV


Recordábamos en la anterior entrega las raíces de los postulados del neoliberalismo, en el análisis de Baldemar Hernández Márquez, de la antigua escuela Nacional de Economía, citado hace unos meses en la columna de Aurora Berdejo en El Sol de México, y que viene a cuento precisamente con el perfil que seguirá el nuevo secretario de Hacienda, Agustín Carstens.

Remitámonos entonces a las tesis de Hernández Márquez quien establece que los graves problemas económicos y sociales que vive el país “no se pueden resolver con simples recetas económicas o paradigmas prodigiosos del llamado pensamiento único”, sobre todo cuando cíclicamente se debe enfrentar a los llamados “cinco jinetes apocalípticos”, que son: desempleo, inflación, déficit presupuestal, desequilibrio externo y deuda externa e interna.

En contraste el llamado neokeynesianismo propone reactivar la economía a través del lado de la demanda con una intervención más decidida del Estado en este sector, participando con el gasto público como instrumento que acelere el crecimiento, que ciertamente al principio genera burbujas inflacionarias, pero además se tiene que tener cuidado de evitar las filtraciones disparando la compra de productos extranjeros que en nada beneficia la planta productiva nacional, según expone Baldemar Hernández Márquez, quien resume así la diferencia entre los dos modelos: “el de los neoliberales trata de privilegiar a la clase empresarial y en los países pobres genera una desigual distribución del ingreso propiciando más pobreza; se requiere -añade- una disciplina en el ejercicio del gasto público que se puede financiar generando ahorros de otros rubros del presupuesto, ya sea federal, estatal y municipal, y en síntesis plantea que hay que acabar con el mito de que el problema son los pobres”.

No podemos dejar de citar algunas reflexiones profundas en la mente del maestro Hernández Márquez, a partir de cálculos como que es menos de la tercera parte de la población mundial, ubicada en los países desarrollados, consume más del 75 de los energéticos producidos en el planeta.


¿Neoliberalismo o keynesianismo... A la mexicana?
Estos parámetros serán el marco en el que el nuevo gobierno de México se desplace en materia de política económica, en la que pocas sorpresas habrá, si no es que ya advertencias, por lo pronto de una desaceleración económica y un probable descenso en los precios internacionales del petróleo.

¿Qué clase de estabilidad política y económica nos aguarda? La turbulencia política, de nuevo, desborda los cartapacios digitales de los nuevos tecnócratas mexicanos, reclutados desde las altas y nubosas esferas del capital internacional, ya ven y señalan de qué manera seguir apretando los cinturones de la depauperada vaca fiscal ciudadana, con tal de seguir por la senda neoliberal. Que si se impulsará, ahora sí el IVA en medicinas y alimentos, que si se medio privatizará el petróleo y la energía eléctrica, que si se tratará de desarticular al sindicalismo mexicano, que si se privatizará la educación superior, son rumores que corren como gasolina en los mentideros políticos.

Lo que sí se empieza a deducir de la magnificada transparencia del gobierno es que mucho del publicitado avance económico de este sexenio ha sido más artilugio de maquillaje que sustancia y efectividad, y con ello comprobamos que la alquimia aritmética no es privativa de la clase política priísta, porque desde la novela Los Amigos de Fox (que al parecer tendrá capítulo postfoxista) se ve que los neopanistas nada mal cantan las rancheras.

Tremendo bache foxiano
Ahora resulta que el sexenio de Fox ha sido un enorme bache, en el que la falta de oficio dio al traste con casi todos los proyectos importantes para el avance del país: de Chiapas a Atenco, de Pasta de Conchos a Oaxaca, más fallas que aciertos, ante el rimbombante entusiasmo con que don Chente inició su sexenio, en contraste con la Proza-ica apatía y deslenguada negligencia con que ha cerrado desde hace meses el changarro.

¿Entonces… borrón y cuenta nueva? Las consecuencias del voto in-útil del 2000. ¿Dejar que, ahora sí, gobierne el PAN? ¿Cuál PAN, el de Calderón o el de Espino?

Veamos algunos informes finales del menguadísimo gobierno de don Chente que ya quiere hacer un museo a la inopia, es decir, de su "legado".

Pero veamos. Durante los primeros días de octubre de este año se reveló en varios medios impresos la discrecionalidad con que se transparentaron algunos datos sorbe el avance en el combate a la pobreza, que fue una de las banderas del gobierno foxista.

Otra vez los pobres...
El 2 de octubre en varios periódicos se publicaron datos de un estudio del de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Excélsior publicó que entre el año 2004 y 2005, la lucha contra el hambre y la pobreza sufrió un retroceso. La cantidad de mexicanos que se quedaron sin tener ni siquiera para comer aumentó en un millón 40 mil y alcanzó 19 millones, según el organismo.

En La Jornada también se publicó detalladamente que el Coneval reportó que durante 2005 el combate a la pobreza por parte del gobierno federal fue "no significativo", pues a escala nacional el número de pobres se incrementó, especialmente en el ámbito rural.

Dice la nota que “con base en la medición realizada a partir de la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto de los Hogares (ENIGH) 2005, que el número de pobres en patrimonio -es decir, que no pueden adquirir requerimientos básicos de alimentación, vestido, calzado, vivienda, salud, transporte público y educación- tuvo un retroceso en comparación con los datos reportados al inicio y mitad del sexenio. De 2004 a 2005 pasó de 48 millones 625 mil 44 en 2004 a 48 millones 895 mil 535 (47 por ciento del total de habitantes). En el ámbito rural la cifra de 22 millones 139 mil 967 se elevó a 23 millones 828 mil 638, en el mismo lapso”.

En el informe del Coneval se revela que “prácticamente 19 millones de mexicanos aún carecen de ingresos suficientes para adquirir la canasta básica de alimentos, y 25.7 millones no pueden acceder a los mínimos requerimientos de alimentación, salud y educación, aun si utilizaran todos sus ingresos para ello”.

De esta manera el actual gobierno recibió 53.6 millones de pobres. Logró reducir la cifra hasta 47.2 millones, pero en su penúltimo año de gestión otra vez el número se elevó en 270 mil 491, en términos generales. Si se desglosa el “tipo de pobreza”, el informe “refleja que a escala nacional los que no tienen ni para comer aumentaron, en ese año, en un millón 39 mil 725 mexicanos. Hace dos años se contabilizaban 17 millones 914 mil 516 y el año pasado 18 millones 954 mil 241.

“En cuanto a capacidades, pasó de 25 millones 435 mil 262 millones a 25 millones 669 mil 769. Pero los índices aumentan sustancialmente cuando se hace el comparativo en el ámbito rural. Los pobres alimentarios pasaron, en ese mismo año, de 10 millones 823 mil 348 a 12 millones 454 mil 723; quienes padecen pobreza de capacidades, de 13 millones 966 mil 69 a 15 millones 348 mil 682.
Por el contrario, en el área urbana, según las cifras del Coneval, la pobreza disminuyó. En el tipo alimentario, de 7 millones 91 mil 168 mexicanos registrados en 2004 pasaron a 6 millones 499 mil 518 (aunque resalta que la caída le resulta "no significativa"), mientras en capacidades descendió de 11 millones 469 mil 192 a 10 millones 321 mil 87; y en patrimonio de 26 millones 485 mil 77 a 25 millones 66 mil 897”.


Excélsior desglosa también de este informe que de acuerdo con la Encuesta sobre Ingresos y Gastos, en 2005, para cubrir sus necesidades básicas, cada familia debía generar ingresos de al menos mil 586 pesos al mes por cada integrante si vivía en áreas urbanas y mil 60 si estaba en las rurales. Casi 49 millones no los ganan, ¿cómo sobreviven? De acuerdo con las cifras de Coneval, 23 millones de esos mexicanos tendrían que olvidarse de ropa, calzado, vivienda y transporte porque lo que ganan sólo alcanza a cubrir lo mínimo necesario para educación, salud y alimentación. Se les considera “pobres de patrimonio”.

“Otros seis millones 700 mil no son sólo pobres de patrimonio sino también de capacidades. Los que viven en áreas urbanas ganan entre 969 y 791 pesos al mes y los del campo entre 690 y 585, en sus familias no hay forma de tener ingresos para educación y salud, sólo tienen lo suficiente para cubrir los requerimientos básicos de alimentación”.

¿Otra vez el ingeniero Slim?
Regresemos ahora, para cerrar este ciclo, que seguramente nos ocupará repetidamente a lo largo de los siguientes años, y demos la oportunísima palabra al ingeniero Carlos Slim Helú, luego de que él mismo se pronunció en la 62 Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), en la que el dueño del Grupo Carso explicó que la crisis de la deuda de 1982 provocó reacciones en América Latina, porque se planteó, según dijo, no un modelo, sino una serie de instrumentos que se basan en el llamado Consenso de Washington, que se publicó entre 1985 y 1986, el cual busca ajustar ''nuestras economías para darnos capacidad de pago'', según se publicó en La Jornada.

Compara Slim que lo anterior ha llevado a crisis económicas periódicas en varios países de la región, como Brasil, Argentina y en México, especifica, “después de crecer durante 50 años a un ritmo de 6.2 por ciento, en 25 años ''estamos creciendo alrededor de 0.2 por ciento per cápita, casi cero''. Además, expulsamos casi 400 mil o no sé cuántas personas que no encuentran oportunidad de empleo y tienen que ir a Estados Unidos, lamentó.

¿Y qué propondrá nuestro estimado millonario? Seguramente que ledejen cultivar como hongos sus Sangron’s, le dejen empacarnos en como “amigos” de Telcel, y pronto comprar “por infinitum” todo lo que se le ocurra al ingeniero vendernos con cargo al recibo telefónico.

El ingeniero prescribe y de paso pontifica: ''en virtud de que seguimos aplicando ese modelo, no avanzamos. El modelo prevé mayor actividad del sector privado, pero solamente a través de la privatización, cuando es muy importante combinar inversión pública y privada en servicios públicos''.


Como decíamos en otra entrega, a don Carlos se le sirve con la cuchara grande: un sabrosísimo triple play y muy pronto concesionario de carreteras en el Estado de México, en el nuevo sistema de carreteras de cuota que se construyen en el estado de México que según La Jornada es financiado, en parte, por empresarios como Slim y Carlos Hank Rhon, a quienes se les ha otorgado la concesión de dos autopistas que ya se construyen en el valle de Toluca.

Foto: Marco Pérez de La Jornada

11/01/2006

Un modelo económico para armar en México III

Para entrar al detalle del modelo económico personalizado que han patrocinado y promovido los últimos gobiernos en México, tienen que ver obviamente con las geopolíticas económicas de los organismos del capital internacional y la tropicalziación de las fórmulas de política económica que han prevalecido en los últimos cincuenta años, por lo menos.

Las señales enviadas a los mercados internacionales y las centrales del capital, dan con el nombramiento de Agustín Carstens la certidumbre que esos polos de poder necesitan para reproducir sus modelos de desarrollo controlado en América Latina. México es más que una bisagra para esta concepción al norte de nuestra frontera, y lo ha sido desde el gobierno de Miguel de la Madrid bajo la modalidad del neoliberalismo.

En el debate de las ideas sobre este modelo sobresalen las agudas críticas a la típica exclusión del factor socio-político, que puede llevar en rápidas escaladas a escenarios como el de Oaxaca, donde la corrupción y décadas de miseria tienen sumido en el atraso a la población, en estructuras que hace un año se antojaban inamovibles.

Para el cuestionamiento de este modelo económico, nos remitimos a las premisas de un estudio de Baldemar Hernández Márquez, de la Antigua Escuela Nacional de Economía, del que se publicaron algunos extractos en la columna Vanguardia Política, de Aurora Berdejo, en el periódico El Sol de México.

El tema central es la pobreza, el saldo clásico del capitalismo a más de 500 años de existencia, algo que tenemos a bien recordar los que nacimos en América, pues con la conquista llegó este sistema, y que se reproduce con ferocidad desde la casa del vecino del norte, para todo el mundo, irradiándonos con especial intensidad, muy a su manera, incluso con murallas.

“¿Qué hacer con los pobres?”, puede ser el cántico demoniaco en las pesadillas de los políticos pagados por los dueños del capital y de alguno que otro millonario con vergüenza, ya que está claro que al gran dinero le hace falta, para reproducirse, la carne de cañón, cada vez más, porque es un barril sin fondo.

La política económica seguida por los gobiernos priístas, lejos de sufrir alteraciones, se vistió de foxismo en el sexenio que agoniza y tendrá vitalidad rediviva en la presidencia de Felipe Calderón, habidas sendas coreas de transmisión con Francisco Gil Díaz y Guillermo Ortiz, con Fox y don Agustín Carstens, para empezar, con Calderón.

Los panistas, con mayor enjundia que sus predecesores, defienden, con Calderón a la cabeza, la clásica tesis de que primero hay que generar la riqueza y luego repartirla, es decir, que los dueños del capital y los medios de producción deben enriquecerse primero para poder repartir utilidades después, pero prácticamente de la primera fase no pasamos, por el eterno hechizo del subdesarrollo.

Don Baldemar Hernández, citado por la señora Berdejo, identifica a Calderón con esta escuela, y rebate sus postulados al señalar que “mientras en 1950 el 49 por ciento del ingreso que se generaba en Francia estaba distribuido entre la población trabajadora, el 59 por ciento en Canadá, el 67 por ciento en Inglaterra, en nuestro país para ese mismo año, de la riqueza que se generaba apenas el 24 por ciento estaba distribuida entre la población trabajadora. Para 1960 estas circunstancias apenas habían mejorado con el 27 por ciento, el 28 en 1970, el 29 por ciento en 1980, con reducción muy drástica en 1990 que apenas alcanzó el 24 y 23 por ciento en el año 2000, siendo más drástica en el 2005 con el 21 por ciento. O sea que en casi 24 años de la aplicación del modelo neoliberal la pobreza se ha acentuado más con menos ingresos para la población trabajadora”, concluye el economista, que agrega: “en 1950 el 77 por ciento de la población que percibía ingresos declaró haber obtenido hasta mil pesos en promedio mensual cuando la canasta básica familiar tenía un costo de 850 pesos; en el año 2005, el 60 por ciento de la población que declaró percibir algún ingreso no rebasó los mil 200 pesos mensuales, pero la canasta básica de consumo en ese periodo fue superior a los mil 600 pesos, o sea que existe un déficit para cubrir sus necesidades mínimas de consumo”.