Un modelo económico para armar en México IV
Recordábamos en la anterior entrega las raíces de los postulados del neoliberalismo, en el análisis de Baldemar Hernández Márquez, de la antigua escuela Nacional de Economía, citado hace unos meses en la columna de Aurora Berdejo en El Sol de México, y que viene a cuento precisamente con el perfil que seguirá el nuevo secretario de Hacienda, Agustín Carstens.
Remitámonos entonces a las tesis de Hernández Márquez quien establece que los graves problemas económicos y sociales que vive el país “no se pueden resolver con simples recetas económicas o paradigmas prodigiosos del llamado pensamiento único”, sobre todo cuando cíclicamente se debe enfrentar a los llamados “cinco jinetes apocalípticos”, que son: desempleo, inflación, déficit presupuestal, desequilibrio externo y deuda externa e interna.
En contraste el llamado neokeynesianismo propone reactivar la economía a través del lado de la demanda con una intervención más decidida del Estado en este sector, participando con el gasto público como instrumento que acelere el crecimiento, que ciertamente al principio genera burbujas inflacionarias, pero además se tiene que tener cuidado de evitar las filtraciones disparando la compra de productos extranjeros que en nada beneficia la planta productiva nacional, según expone Baldemar Hernández Márquez, quien resume así la diferencia entre los dos modelos: “el de los neoliberales trata de privilegiar a la clase empresarial y en los países pobres genera una desigual distribución del ingreso propiciando más pobreza; se requiere -añade- una disciplina en el ejercicio del gasto público que se puede financiar generando ahorros de otros rubros del presupuesto, ya sea federal, estatal y municipal, y en síntesis plantea que hay que acabar con el mito de que el problema son los pobres”.
No podemos dejar de citar algunas reflexiones profundas en la mente del maestro Hernández Márquez, a partir de cálculos como que es menos de la tercera parte de la población mundial, ubicada en los países desarrollados, consume más del 75 de los energéticos producidos en el planeta.
¿Neoliberalismo o keynesianismo... A la mexicana?
Estos parámetros serán el marco en el que el nuevo gobierno de México se desplace en materia de política económica, en la que pocas sorpresas habrá, si no es que ya advertencias, por lo pronto de una desaceleración económica y un probable descenso en los precios internacionales del petróleo.
¿Qué clase de estabilidad política y económica nos aguarda? La turbulencia política, de nuevo, desborda los cartapacios digitales de los nuevos tecnócratas mexicanos, reclutados desde las altas y nubosas esferas del capital internacional, ya ven y señalan de qué manera seguir apretando los cinturones de la depauperada vaca fiscal ciudadana, con tal de seguir por la senda neoliberal. Que si se impulsará, ahora sí el IVA en medicinas y alimentos, que si se medio privatizará el petróleo y la energía eléctrica, que si se tratará de desarticular al sindicalismo mexicano, que si se privatizará la educación superior, son rumores que corren como gasolina en los mentideros políticos.
Lo que sí se empieza a deducir de la magnificada transparencia del gobierno es que mucho del publicitado avance económico de este sexenio ha sido más artilugio de maquillaje que sustancia y efectividad, y con ello comprobamos que la alquimia aritmética no es privativa de la clase política priísta, porque desde la novela Los Amigos de Fox (que al parecer tendrá capítulo postfoxista) se ve que los neopanistas nada mal cantan las rancheras.
Tremendo bache foxiano
Ahora resulta que el sexenio de Fox ha sido un enorme bache, en el que la falta de oficio dio al traste con casi todos los proyectos importantes para el avance del país: de Chiapas a Atenco, de Pasta de Conchos a Oaxaca, más fallas que aciertos, ante el rimbombante entusiasmo con que don Chente inició su sexenio, en contraste con la Proza-ica apatía y deslenguada negligencia con que ha cerrado desde hace meses el changarro.
¿Entonces… borrón y cuenta nueva? Las consecuencias del voto in-útil del 2000. ¿Dejar que, ahora sí, gobierne el PAN? ¿Cuál PAN, el de Calderón o el de Espino?
Veamos algunos informes finales del menguadísimo gobierno de don Chente que ya quiere hacer un museo a la inopia, es decir, de su "legado".
Pero veamos. Durante los primeros días de octubre de este año se reveló en varios medios impresos la discrecionalidad con que se transparentaron algunos datos sorbe el avance en el combate a la pobreza, que fue una de las banderas del gobierno foxista.
Otra vez los pobres...
El 2 de octubre en varios periódicos se publicaron datos de un estudio del de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Excélsior publicó que entre el año 2004 y 2005, la lucha contra el hambre y la pobreza sufrió un retroceso. La cantidad de mexicanos que se quedaron sin tener ni siquiera para comer aumentó en un millón 40 mil y alcanzó 19 millones, según el organismo.
En La Jornada también se publicó detalladamente que el Coneval reportó que durante 2005 el combate a la pobreza por parte del gobierno federal fue "no significativo", pues a escala nacional el número de pobres se incrementó, especialmente en el ámbito rural.
Dice la nota que “con base en la medición realizada a partir de la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto de los Hogares (ENIGH) 2005, que el número de pobres en patrimonio -es decir, que no pueden adquirir requerimientos básicos de alimentación, vestido, calzado, vivienda, salud, transporte público y educación- tuvo un retroceso en comparación con los datos reportados al inicio y mitad del sexenio. De 2004 a 2005 pasó de 48 millones 625 mil 44 en 2004 a 48 millones 895 mil 535 (47 por ciento del total de habitantes). En el ámbito rural la cifra de 22 millones 139 mil 967 se elevó a 23 millones 828 mil 638, en el mismo lapso”.
En el informe del Coneval se revela que “prácticamente 19 millones de mexicanos aún carecen de ingresos suficientes para adquirir la canasta básica de alimentos, y 25.7 millones no pueden acceder a los mínimos requerimientos de alimentación, salud y educación, aun si utilizaran todos sus ingresos para ello”.
De esta manera el actual gobierno recibió 53.6 millones de pobres. Logró reducir la cifra hasta 47.2 millones, pero en su penúltimo año de gestión otra vez el número se elevó en 270 mil 491, en términos generales. Si se desglosa el “tipo de pobreza”, el informe “refleja que a escala nacional los que no tienen ni para comer aumentaron, en ese año, en un millón 39 mil 725 mexicanos. Hace dos años se contabilizaban 17 millones 914 mil 516 y el año pasado 18 millones 954 mil 241.
“En cuanto a capacidades, pasó de 25 millones 435 mil 262 millones a 25 millones 669 mil 769. Pero los índices aumentan sustancialmente cuando se hace el comparativo en el ámbito rural. Los pobres alimentarios pasaron, en ese mismo año, de 10 millones 823 mil 348 a 12 millones 454 mil 723; quienes padecen pobreza de capacidades, de 13 millones 966 mil 69 a 15 millones 348 mil 682.
Por el contrario, en el área urbana, según las cifras del Coneval, la pobreza disminuyó. En el tipo alimentario, de 7 millones 91 mil 168 mexicanos registrados en 2004 pasaron a 6 millones 499 mil 518 (aunque resalta que la caída le resulta "no significativa"), mientras en capacidades descendió de 11 millones 469 mil 192 a 10 millones 321 mil 87; y en patrimonio de 26 millones 485 mil 77 a 25 millones 66 mil 897”.
Excélsior desglosa también de este informe que de acuerdo con la Encuesta sobre Ingresos y Gastos, en 2005, para cubrir sus necesidades básicas, cada familia debía generar ingresos de al menos mil 586 pesos al mes por cada integrante si vivía en áreas urbanas y mil 60 si estaba en las rurales. Casi 49 millones no los ganan, ¿cómo sobreviven? De acuerdo con las cifras de Coneval, 23 millones de esos mexicanos tendrían que olvidarse de ropa, calzado, vivienda y transporte porque lo que ganan sólo alcanza a cubrir lo mínimo necesario para educación, salud y alimentación. Se les considera “pobres de patrimonio”.
“Otros seis millones 700 mil no son sólo pobres de patrimonio sino también de capacidades. Los que viven en áreas urbanas ganan entre 969 y 791 pesos al mes y los del campo entre 690 y 585, en sus familias no hay forma de tener ingresos para educación y salud, sólo tienen lo suficiente para cubrir los requerimientos básicos de alimentación”.
¿Otra vez el ingeniero Slim?
Regresemos ahora, para cerrar este ciclo, que seguramente nos ocupará repetidamente a lo largo de los siguientes años, y demos la oportunísima palabra al ingeniero Carlos Slim Helú, luego de que él mismo se pronunció en la 62 Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), en la que el dueño del Grupo Carso explicó que la crisis de la deuda de 1982 provocó reacciones en América Latina, porque se planteó, según dijo, no un modelo, sino una serie de instrumentos que se basan en el llamado Consenso de Washington, que se publicó entre 1985 y 1986, el cual busca ajustar ''nuestras economías para darnos capacidad de pago'', según se publicó en La Jornada.
Compara Slim que lo anterior ha llevado a crisis económicas periódicas en varios países de la región, como Brasil, Argentina y en México, especifica, “después de crecer durante 50 años a un ritmo de 6.2 por ciento, en 25 años ''estamos creciendo alrededor de 0.2 por ciento per cápita, casi cero''. Además, expulsamos casi 400 mil o no sé cuántas personas que no encuentran oportunidad de empleo y tienen que ir a Estados Unidos, lamentó.
¿Y qué propondrá nuestro estimado millonario? Seguramente que ledejen cultivar como hongos sus Sangron’s, le dejen empacarnos en como “amigos” de Telcel, y pronto comprar “por infinitum” todo lo que se le ocurra al ingeniero vendernos con cargo al recibo telefónico.
El ingeniero prescribe y de paso pontifica: ''en virtud de que seguimos aplicando ese modelo, no avanzamos. El modelo prevé mayor actividad del sector privado, pero solamente a través de la privatización, cuando es muy importante combinar inversión pública y privada en servicios públicos''.
Como decíamos en otra entrega, a don Carlos se le sirve con la cuchara grande: un sabrosísimo triple play y muy pronto concesionario de carreteras en el Estado de México, en el nuevo sistema de carreteras de cuota que se construyen en el estado de México que según La Jornada es financiado, en parte, por empresarios como Slim y Carlos Hank Rhon, a quienes se les ha otorgado la concesión de dos autopistas que ya se construyen en el valle de Toluca.
Foto: Marco Pérez de La Jornada
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