No es fácil resistir la tentación de comparar la geopolítica imperial de Estados Unidos con el imperialismo romano en su última fase, por muy lejana que esté históricamente, la extrapolación es válida porque algunos arquetipos desde psicológicos hasta socio económicos, se reproducen, pero al final del día, ¿quién metería las manos por Estados Unidos salvo sus propios socios capitalistas globales? Es claro que incluso entre sus aliados el sentimiento anti-gringo de sus pueblos es generalizado y, reitero, es irresistible el paralelismo, por ejemplo con la ingenuidad imperial romana, que venció ejércitos y fue demolido por la nueva moral judeo-cristiana y su religión, ya nadie creía en los dioses romanos. Hoy en día el imperio del dólar está en franca decadencia, y las políticas militaristas contra las fuerzas intangibles de, por ejemplo, el terrorismo internacional, son caras de la misma moneda, y si no se padecieran los afanes paranoicos de un George Bush, más parecido a un Calígula que a un estadista del siglo 21, incluso daría ternura la nueva ingenuidad, que calcula inconmovibles las bases de su aparente poderío.
Por ello vienen a cuento las pasadas entregas sobre el modelo económico, que en gran medida la metrópoli anglosajona ha dictado en las últimas décadas a México y su enorme traspatio, y que reproduce las bases de un caduco neoimperialismo capitalista que ya no rinde cuentas incluso a sus propios ciudadanos.
En La Jornada de este domingo resaltan algunas cifras dadas a conocer por la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), que señalan el talón de Aquiles de este posmoderno Leviatán. El 12.6% de la población de Estados Unidos es considerada como pobre, y 46.6 millones de norteamericanos carecen de algún tipo de seguro médico. Este organismo dependiente de la ONU, revela que Estados Unidos y México registran las tasas de pobreza infantil más elevadas, por encima del 20%. Llama la atención que incluso países donde se piensa que el capitalismo ha dado sus ejemplos más brillantes de prosperidad social, indican un aumento significativo de pobreza infantil, como en Alemania y Suiza, y en ciudades como París, cerca de cinco por ciento de los 60 millones de habitantes vive con lo mínimo y en las grandes ciudades es visible la pobreza, de la que forman parte 1 millón de niños.
La UNICEF calcula que entre 40 y 50 millones de niños de los países más ricos del mundo están creciendo y desarrollando sus capacidades en situación de pobreza y que Estados Unidos y México registran las tasas de pobreza infantil más elevadas, por encima del 20 por ciento. El Índice de Desarrollo Humano 2006, elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ubicó a México en el número 53 en cuanto a índice de desarrollo humano, después de perder dos dígitos en dicho lugar en el actual sexenio, resalta La Jornada.
La reflexión en torno de las estadísticas de la ONU obliga a considerar que si los pobres aumentan en los países ricos, ¿qué clase de depauperación se avecina en los países llamados “en desarrollo”?
Son mil 200 millones de personas subsistiendo con menos de un dólar por día en el mundo, al tiempo que la desigualdad entre países ricos y pobres y dentro de los mismos, se hace más honda. Se estima que más de 100 millones de personas viven en la pobreza en los países más prósperos de América del Norte, Asia y Europa, donde existen más de 35 millones de desempleados, y que en el mundo existen alrededor de 113 millones de niños sin escolarizar y casi mil 300 millones de personas no disponen de agua salubre, según el reporte.
Foto: Fuente / La Jornada
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